El ‘Satisfyer’ masculino: masturbación a otro nivel.
Visto para sentencia: definitivamente, con esto del coronavirus, no corren buenos tiempos para la lírica.
Ni en las más acertadas películas de ciencia ficción, podríamos haber aventurado que algo similar nos iba a ocurrir. Sí, a ti también.
Nos sentimos encarcelados, enjaulados, cautivos. Y, no parece tener mucha “vuelta atrás” este asunto tan escabroso.
Nos ha cambiado de pleno. Nuestra percepción de la vida y la concepción sobre las rutinas, sobre la esperanza, sobre las ilusiones…
Todo, absolutamente todo, se ha ido al garete. ¡Por el excusado!
Y hablando de excusas, mejor momento imposible, para hacer sombra a ese ansiado y adorado juguete femenino, fruto de infinidad de satisfacciones, en soledad o en compañía. Eso da igual, lo importante, en cualquier caso, es el disfrute.
Ha llegado el ‘satisfyer’ masculino, que presume ser la envidia de las mujeres, y el objeto de alguna que otra disputa conyugal.
Un nuevo tipo de placer, para esos momentos de relajación. Será la alternativa o el complemento idóneo, ¡y, lo sabes!
Un utensilio que te hará alcanzar orgasmos intensos y duraderos.
“Genera, con su potente motor, una excitante vibración en el interior del juguete erótico que mima tu glande y la parte superior del pene transmitiéndoles una inspiradora sensualidad”, aseveran en su sitio web.
Será un buen aliado en tu mesilla de noche, para esos instantes que deseas encontrarte contigo mismo.
No es el sustituto de una persona, pero es un buen partido que hay que jugar.
¡Ha llegado la hora del hombre!
La hora de la tecnología, de la robótica, del dejarse llevar.
Pero no nos equivoquemos: los aparatos no dan abrazos, ni calor, ni siquiera te escuchan. Sólo te quitan el polvo.
Tampoco son ni pretenden ser los enemigos de nadie. Son, en realidad, algo así como el dinero: si lo tienes, lo disfrutas como bien te place.
Sorry not sorry!
En el caso de las mujeres, el clítoris ha sido siempre el eterno y maltratado desconocido. Durante demasiado tiempo. Ahora, gracias al “satisfyer” se ha convertido en un asunto de interés público.
Según un estudio publicado en Archives of Sexual Behavior en 2018, sólo un 65 % de las mujeres heterosexuales llegaban al orgasmo con habitualidad, en contraposición a un 95 % de los hombres.
Los lugares, los ritmos, los movimientos y la combinación que abre la puerta hacia el orgasmo, es única para cada mujer y para cada hombre.
Hay incluso quienes afirman que “los hombres que no comen coños, hoy en día, pueden denominarse básicamente sociópatas”.
Ellos, también han soñado con tener su juguete sexual efectivo, placentero y de manejo sencillo. Un nuevo nivel en la conquista del placer que ayude a vivir experiencias divertidas.
Una de las claves en este entuerto del gozo sexual, podemos encontrarla en este tipo de juguetes eróticos masculinos, para nuestros próximos encuentros.
Representarán ese “extra” ideal que necesitábamos para una mejor y mayor estimulación en las relaciones de pareja, en nuestros contactos esporádicos, en nuestra conversación telefónica seria de oficina, bajo esa mesa de despacho “donde nadie me ve, y puedo ser o no ser”. Y, todo, a un golpe de “click”, moderno, renovable y descontaminante.
Y, aunque las comparaciones son odiosas, y el “satisfyer” masculino nada o poco tiene que ver con el femenino, simula una experiencia oral asombrosa, muy parecida a la que se da en una situación real. Con control manual y a la altura de la más exigente de las imaginaciones.
Regálate un capricho por tu cumpleaños o por tu feliz aniversario, el día de San Valentín, en verano, en invierno, o simplemente, mañana mismo.
Que digan lo que digan, o que piensen lo que piensen.
¡Ande yo caliente, ríase la gente!